El legado de Tatic
Samuel Ruiz García no fue santo de la devoción de mucha gente, pero hay que reconocer que jugó un papel fundamental en la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas en Chiapas, cuya lucha fue bandera en todo el país y emblemático en el continente Latinoamericano con lo que se llamó la Teología de la Liberación, al grado de declarar que a él le importaba un bledo la teología y en realidad le importaba la liberación, ganándose el afecto de muchos y el repudio de otros, los menos, por cierto.
Acusado de protagónico, Samuel Ruiz caminó en los linderos de la ilegalidad y bordeó las periferias de la iglesia católica y estuvo en el centro del debate de la defensa de los derechos humanos de los indígenas, sobre todo y muchas veces exclusivamente de los simpatizantes del EZLN o bases zapatistas, condenando a los otros, los que Samuel Ruiz y la iglesia de San Cristóbal estigmatizaban con la etiqueta de priístas y por tanto de paramilitares, en una guerra mediática ganada por la iglesia casi de calle.
Pero más allá de afectos, desencuentros o fobias, Samuel Ruiz abrió el camino de la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas, en cuya lucha no faltó quien se interesara sólo por los dólares, la ganancia política o la impunidad, de la que fue víctima el propio obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, incluso por su propia familia, como aquel famoso sobrino Toporek que asestó tremendo garrotazo a la sirvienta y luego dijeron que había sido inducido por la violencia que trasmite la televisión.
Samuel Ruiz es un ángel para muchos, un demonio para otros, que siempre caminó del lado de sus creencias y en ese andar ofendió a los pulcros, se metió contra los auténticos coletos, lastimó estirpes, hirió sensibilidades y fue presa del repudio de los que se creían, y algunos todavía se creen, de sangre superior a los de los indígenas, que lo enfrentaron a huevazos, pidieron su salida de la iglesia y de la ciudad y jamás se dieron cuenta que con sus actos justificaban la lucha de la Diócesis de San Cristóbal.
--Bien dice el dicho, unos al gozo y otros al pozo, pues ayer mientras el arzobispo Rogelio Cabrera celebraba su cumpleaños 60, Samuel Ruiz se moría.
Y no se moría en cualquier hospital, sino en el Hospital Ángeles.
Cosas de la vida: en la Casa Seglar de Tuxtla Gutiérrez Rogelio Cabrera departía y en el DF Samuel Ruiz partía.
Las dos caras de la moneda, en un lugar alegría y en otro lugar tristeza y dolor.
--Y las coincidencias y lo paradójico no sólo se da en el campo de las festividades y de las dolencias.
Porque así como en todas las salas de los cines se exhibe la película El Avispón Verde, en todo Chiapas también se exhibe El Hampón Verde.
Y se exhibe de tal manera que dan ñáñaras.
El Avispón Verde es protagonizado por Seth Rogen y Cameron Díaz, en tanto que el Hampón Verde lo protagoniza Jorge Martínez.
Nada menos que quien, como Garfield con la lasaña, se relame los bigotes pensando en la secretaría de Infraestructura del gobierno del Tucán.
Al menos así se promueve por todos lados para sorprender a incautos que caen redonditos.
Como dice la canción de Reyli, así es la vida, de caprichosa, a veces negra, a veces color rosa.
Pero por mientras, habrá que vivir entre El Avispón, el Hampón y el Obispón Cabrera López que ya se promueve para el Vaticano.
¿Nadita quiere no?
--El cachorro del averno salió más vivo que bonito y está logrando conjuntar a todas las expresiones del priísmo chiapaneco.
El fin de semana fue la máscara del zorro que se lanzó al ruedo y ayer apareció Andrés Carballo sumándose a la causa satánica.
Hay que decir que el alcalde de Pichucalco es el primer presidente municipal priísta de Chiapas que se lanza a favor de Roberto Albores Gleason.
Y que haya sido Carballo tiene más implicaciones políticas que las que en apariencia significan el apoyo de un alcalde en funciones.
Se trata de un cuadro político que ya fue alcalde dos veces, diputado federal y presidente del CDE del PRI.
No es, pues, cualquier alcalde, sino un cuadro político representativo del priísmo de la región Norte del estado y de Chiapas.
Y ayer otro alcalde se sumó a la causa satánica a favor del cachorro del averno, el alcalde de Chiapa de Corzo.
Una vez que pasó la Fiesta de Enero y los parachicos bailaron a Sansebastiancito, muchacho, declaró a favor de Albores Gleason.
Límbano Domínguez es la voz de los alcaldes jóvenes que advierten en el diablito de la meseta comiteca tamaños para dirigir al PRI.
Y según se sabe, en los días subsecuentes habrá nuevas expresiones de apoyo al cachorro del averno.
--A propósito de la sucesión priísta no faltan quienes quieren meter al diputado Sami David a la dinámica de la división.
Si hay alguien en el PRI de Chiapas que le ha apostado a la unidad, es precisamente Sami David.
¿De dónde sacan entonces que quiere meter hilo para sacar hebra?
Nada más lejos de la realidad, porque el legislador federal es de los que unen y de los que convocan.
Además, como expresión del sector popular, Sami David siempre ha llamado a mantener la calma y a privilegiar la unidad.
Y para acabar pronto ni siquiera se ha lanzado la convocatoria.
--En Chiapas se respeta credo, origen, lengua y militancias políticas, aseguró el gobernador Juan Sabines en reunión con evangélicos.
La neta es que desde el gobierno estatal sí se respetan credos, orígenes, militancias políticas y lenguas.
Sobre todo, ¿quién lo duda?, eso de las lenguas.
¿Cuántas lenguas viperinas hay que dicen, profetizan, invocan tempestades o maldicen y como si nada?
Y hay de lenguas a lenguas.
Están las lenguas ponzoñosas que quisieran que todo fuera caós, como dice Pepe Pedrero.
Están las lenguas flojas que presumen amistades del más alto nivel y quieren sorprender a lambiscones.
Están las lenguas amargas que hasta un dulce de camote le sabe insípido o estítico.
Y hay los lenguas largas que se lamen ante lo apetitoso de darse tremendo festín con algún cargo o dinero público.
Y todas esas lenguas son respetadas y en ese respeto abusan y se pasan de lanza.
--No estaría mal que en ese programa de adopta un parque, los viejitos y los sin oficio que despachan en el parque central, lo adopten.
Lo verían como algo suyo y tendrían la responsabilidad de, por lo menos, no pegar chicles en las bancas o en los troncos de los árboles.
Cuidarían, por ejemplo, que cuando los maestros hagan sus plantones no se anden zurrando ni orinando en las jardineras.
Y cuidarían que nadie se duerma más de la cuenta debajo de los palos de Laurel.
--Por cierto, hay un nuevo servicio que se ofrece a los viejitos del parque central que está de poca.
Habla del ingenio de la gente para inventarse nuevos oficios y formas de ingreso.
Una señora vestida de enfermera ofrece el servicio de tomarse la presión y no hay viejito que no caiga seducido ante tal propuesta.
Ahí mira usted a la viejitada haciendo cola para que les tomen la presión arterial.
Ya se imaginará los días que entregan el Amanecer la cantidad de clientela que hay.
El riesgo es que algún ruco caiga en los brazos de la huesuda antes de llegar a la enfermera y le diga cómo anda de la presión.
--Ayer en el congreso se llevó a cabo la última comparecencia y la compareciente, vestida de blanco, subió al altar, perdón, a la tribuna legislativa.
La diputada Arely Madrid, en contraste, iba totalmente de negro.
El diputado Aquiles Espinosa se la pasó muy pensativo y no precisamente en la inmortalidad del cangrejo, sino en la declaración de la máscara del zorro.
¿No que ya le había firmado un documento de apoyo a su candidatura a la dirigencia estatal del PRI?
En cambio, la diputada María Candelaria, del Verde Ecologista, andaba en otra dimensión.
Puede que ya esté pensando en irse de nuevo a Colombia por una nueva lipo que le quite esos kilitos de más.
¿Kilitos de más?
¡Urro, si está más galanota que la primera vez!
La cosa es que así estuvo de interesante la comparecencia.
--AVISO INOPORTUNO.
Se aclara que en la investigación de la UNICACH sobre la riqueza de la flora en El Triunfo no se incluyó a la Rosa Salvaje del Consejo Estatal de Seguridad Pública ni a la Flor Más Bella Cernuda de Pichucalco.
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